Hace unos años ejercitábamos más la memoria. Por ejemplo, nos aprendíamos números de teléfono o hacíamos sencillas cuentas cuando íbamos a la compra. Hoy para todo eso, tenemos a mano un teléfono o cualquier otro dispositivo que nos facilita la tarea. Este es sólo un sencillo pero válido ejemplo de una de las consecuencias que, tanto a nivel psicológico como social, está causando el uso de Internet y las redes sociales.
Es innegable la altísima presencia de Internet en la sociedad. Estamos permanentemente conectados y, además, cada vez los dispositivos nos facilitan más esta conexión. Es obvio que esto produce cambios en la forma en que nos comunicamos, relacionamos y también en las habilidades cognitivas que desarrollamos (lectura, atención, memoria, capacidad de búsqueda de información…)
¿Cuáles son estas consecuencias? A continuación propongo algunas
– Sufrimos de sobreinformación, lo que no significa que realmente estemos más informados. Nicholas Carr es autor del libro “¿Está Google haciéndonos estúpidos?” en el que dice que la “cacofonía de estímulos” proveniente de la Red ha hecho aumentar “la lectura insustancial, el pensamiento rápido y distraído y el aprendizaje superficial”
– Estamos hipersociabilizados. El ser humano es un ser social: nos gusta sentirnos conectados y las redes son una herramienta fácil para conseguirlo. ¿Puede esto provocar que no soportemos los inevitables momentos de soledad? Las personas necesitamos también momentos con nosotros mismos para construir nuestro yo individual.
– Cambios en el concepto de amistad ya que se establecen relaciones diferentes, algunas más fuertes o otras más débiles. Y cuantitativamente nos relacionamos con muchísima más gente.
– Las redes sociales favorecen la comunicación y es muy útil para personas tímidas e introvertidas. Amplia la vida social y puede ayudar a superar esa timidez ya que puede costar menos decir las cosas a través de las redes que cara a cara.
– En internet se fomenta la multitarea pero también la dispersión y la falta de concentración. Las continuas interrupciones para el envío de mensajes o comunicaciones a los amigos, para ver qué se está diciendo en las redes, para consultar el correo electrónico. Perdemos eficacia y productividad. Habrá que saber controlar y gestionar mejor el tiempo.
– Ejercitamos menos nuestra memoria. Internet y motores de búsqueda son como una memoria externa. Ya no necesitamos almacenar según que datos porque a un solo click ya sabemos donde encontrarlos.
– En consecuencia con el punto anterior, desarrollamos habilidades de búsqueda de información, de investigación, de conceptualización para afinar en las búsquedas.
No sé si estas consecuencias son positivas o negativas, simplemente están ahí. La implantación y uso de las nuevas tecnologías es imparable y habrá que ver cómo nos van afectando tanto individual como conjuntamente. La sociedad evoluciona y parece que, en nuestro tiempo, Internet es un factor provocador de esta evolución.